Seguimos siendo testimonios de como alrededor del mundo importantes pulmones verdes, como por ejemplo la Amazonia, continúan siendo gravemente degradados. Dicha situación supone un empobrecimiento, no solo a nivel ambiental sino también a nivel social. Además, de que es un gran impedimento para que las poblaciones que subsisten directamente de la naturaleza puedan adaptarse ante los efectos del cambio climático. En el texto a continuación queremos tratar el tema de la importancia de la reforestación en la recuperación de áreas degradadas como parte del enfoque de la Adaptación basada en Ecosistemas (AbE).
Concepto de reforestación
Cuando un área silvestre ha atravesado un evento o una serie de eventos que ha tenido como desenlace una merma considerable de su vegetación, y, por ende, también de la presencia de especies de fauna silvestre, se recurre a lo que es la reforestación. La reforestación busca que a través de la plantación de nuevos árboles el área silvestre pueda recuperarse.
La reforestación puede tener diferentes finalidades. Entre ellas podemos citar la restauración de un área después de una cosecha comercial, la compensación después del uso de un terreno virgen para actividades humanas, el rejuvenecimiento de bosques. También, la recuperación de un área que haya sufrido una catástrofe natural, el mantener ecosistemas saludables y biodiversos, entre otras.
La plantación de nuevos árboles mediante una reforestación bien planeada y a conciencia, que se lleve a cabo de acuerdo a los recursos disponibles y a las características del área silvestre, juega un papel fundamental. Los nuevos árboles plantados formarán un bosque joven que proporcionará prevención de la erosión del suelo y/o de la desertificación. En el caso de que los árboles sean plantados a lo largo de las riberas de los ríos o de las costas ayudará a fortificar y estabilizar la zona. Además, los árboles de una reforestación constituirán un hábitat para diferentes especies. Por ejemplo, para aquellas que no pueden refugiarse en otros ecosistemas ya que necesitan de ciertas características para sobrevivir.
¿Qué es un área degradada?
Con área degradada nos referimos a una zona natural que ha perdido de forma parcial o total las características necesarias que permiten mantener el equilibrio en su ecosistema o en sus ecosistemas para que se encuentren en un estado saludable. La degradación de una zona natural tiene como consecuencia una alteración en su correcto funcionamiento. Por tanto, conlleva una disminución de su capacidad en generar servicios ecosistémicos o que definitivamente no pueda generarlos.
Muchas áreas naturales se han visto grandemente deterioradas por las actividades humanas. Los efectos negativos por la presencia del ser humano en ciertos territorios se pueden resumir en degradación, deterioro y empobrecimiento de todo el sistema territorial. Algunos de los subsistemas más golpeados son el físico, población, actividades de corte socioeconómico y el marco legal-institucional. Estos resultados afectan directamente en el abastecimiento de bienes y servicios de los ecosistemas, entre ellos los biológicos e hídricos. También afectan a aquellos concernientes a las dimensiones social y económica.
A pesar de esto, los problemas no terminan aquí, ya que el proceso de la degradación también da apertura a posturas o comportamientos de competencia por los recursos escasos. Esta competencia claramente puede dar paso a conflictos entre los beneficiarios de los servicios ecosistémicos. La lucha por el acceso a los bienes y servicios producidos por los ecosistemas amenaza el bienestar, la seguridad alimentaria, hídrica y energética. Ser conscientes de que las grandes inversiones para evitar la degradación de los bosques y las tierras constituyen un reto que los gobiernos y la sociedad civil no deben seguir postergando.
Reforestación y AbE
Como se comentaba en el artículo publicado anteriormente en nuestra sección de blog titulado ¿Qué es la Adaptación basada en Ecosistemas? la AbE se define como “el manejo sostenible, conservación y restauración de los ecosistemas, como parte de una estrategia general de adaptación que toma en cuenta los diversos co-beneficios sociales, económicos y culturales para las comunidades locales”. Este enfoque tiene como finalidad principal avanzar objetivos de adaptación al cambio climático, siendo una de las actividades más importantes dentro de la AbE la restauración de los ecosistemas para fortalecer la socioeconomía en las comunidades.
Dentro de este contexto, la reforestación es una excelente alternativa y puede ir de la mano de diferentes disciplinas y enfoques como la agroforestería, la forestería sustentable, la permacultura, la sucesión natural, la forestería análoga, entre otras. La reforestación ayuda a cumplir los objetivos de adaptación al cambio climático de la AbE ya que se ha identificado como un medio muy atractivo para capturar Dióxido de Carbono (CO2). Por medio de la fotosíntesis los árboles pueden absorber gran cantidad de CO2, liberando oxígeno a la atmósfera y reteniendo el carbono.
Cabe destacar que los beneficios de la reforestación son de gran valor para la recuperación de los ecosistemas degradados ya que incrementa y conserva la biodiversidad, promueve las lluvias, suministra leña, hábitats para especies de fauna silvestre y proporciona productos no maderables (como semillas comestibles, fibras, condimentos, caucho, resinas, gomas, hongos y frutos). Además, parte del carbono que capturan los árboles se convierte en biomasa de la planta, almacenándose en madera, hojas y raíces y una parte importante se conserva en el suelo.
Experiencias exitosas en América Latina
Varios esfuerzos de AbE han tenido lugar a nivel de América Latina y el Caribe usando medios como lo es la reforestación. Entre estos esfuerzos podemos citar el caso del humedal Ciénaga de Majaguillar en Cuba. En este humedal se estuvieron implementando varias medidas para desarrollar un sistema de prácticas forestales y agropecuarias sostenibles. La reforestación para la mejora de la cobertura forestal del humedal a través de especies nativas jugó un papel clave en dicha experiencia, ya que incrementó la biodiversidad en la zona y, por ende, la provisión de servicios ecosistémicos. En este sentido, otros casos exitosos en humedales se han desarrollado en zonas costeras del Golfo de México (Veracruz, Tabasco y Quintana Roo).
Por medio de la reforestación junto a otras actividades como la conservación y recuperación de praderas, la construcción de franjas de infiltración y la actividad forestal sostenible se puede realizar el proceso llamado “Siembra y Cosecha de Aguaˮ. Dicho proceso consiste en poder recolectar agua por medio de un conjunto de actividades como las citadas anteriormente para que el agua de lluvia permanezca en el subsuelo y luego pueda ser utilizarla. Gracias a esta iniciativa, muchas zonas agropecuarias se han podido mantener activas ya que no sufren más de escasez de agua. Algunas zonas en las que se ha implementado este modelo son el Lago Tota (Colombia) y en Cochabamba (Bolivia).
Aportes de Enda Dominicana
En la República Dominicana por medio de la reforestación de la mano de la actividad forestal sostenible y de la agroforestería, Enda Dominicana ha podido recuperar zonas degradadas con un enfoque de paisaje. Anteriormente, en las zonas recuperadas se desarrollaban actividades agrícolas intensivas que pusieron en juego en gran medida la salud de los ecosistemas, dejando graves daños. Los nuevos medios de vida implementados en estos territorios permitieron a las poblaciones poder seguir subsistiendo de la naturaleza sin comprometer su existencia para las próximas generaciones.
Desde Enda Dominicana creemos que la reforestación dentro del enfoque integral AbE es una alternativa eficaz para diferentes contextos de zonas degradadas a nivel de América Latina y el Caribe para lograr la adaptación ante el cambio climático. Sin embargo, queremos puntualizar como reflexión final que para el correcto proceder de esta dinámica se necesita como elementos de gran peso en todo el engranaje la gobernanza, la gobernabilidad y las voluntades políticas.